El valor de una empresa en funcionamiento (por ejemplo, de cara a una venta) depende, a menudo, de diversos factores de carácter subjetivo (apreciación de potencial comercial, aprovechamiento de sinergias para el comprador, etc.), lo cual no es incompatible con la posibilidad de llegar a una valoración estimada en base a ciertos parámetros objetivos, como pueden ser:
– Valor contable (valor de los fondos propios).
– Valor de liquidación (valor de los activos de la empresa a precio de mercado descontados las deudas financieras y los pasivos laborales).
– Multiplicadores sobre el EBITDA.
– Multiplicadores sobre las venta.
– Valores actuales de los flujos de caja futuros estimados.
La combinación de todos estos factores puede ser un buen punto de partida para un acercamiento de posiciones con vistas a la negociación entre vendedor y comprador.