Es una modalidad de financiación que las empresas pueden utilizar como alternativa a la financiación bancaria y a las aportaciones de los socios. Se caracteriza por que, como mínimo, una parte del interés que lo retribuye debe ser necesariamente variable, dependiendo de la evolución de la actividad de la sociedad prestataria, normalmente vinculado a su beneficio, a su patrimonio, o cualquier otro parámetro que las partes puedan establecer tales como su volumen de negocio. Se considera Patrimonio Neto de la Sociedad a efectos de determinar el equilibrio patrimonial de la sociedad, sin que deba corresponder a aportaciones de los socios.